Café musical

11 sept 2010

Serie Bicentenario: Martín Xavier Mina al rescate (1816-1817)

El movimiento de Independencia, a pesar de ahora sí estar herido gravemente de muerte, se resistía a morir. Fray Servando Teresa de Mier y Simón Bolívar (el gran caudillo de Sudamérica) se encontraban en aquellos finales de 1815 en Inglaterra, buscando apoyo para sus respectivos moviemientos. Gracias al cielo, españoles refugiados por el regreso de Fernando VII llegaron a Inglaterra y fundaron grupos secretos para apoyar a los movimientos de Independencia de América. Entre ese grupo de españoles se encontraba Martín Xavier Mina, un jóven con muchos bríos que peleó contra los franceses. En 1810 mientras peleaba con la guerrilla fue apresado por fuerzas francesas y llevado al país galo. Cuando salió de prisión regresó a su España, solo para encontrarse de que aquel imbécil por el que habían peleado (Fernando VII) era un vil absolutista. Escapó de España y debido a sus valerosas acciones contra Francia, Inglaterra le dio asilo político. En reuniones del grupo, Martín conoció a Fray Servando y le convenció de venir a la Nueva España a liberarla. Los únicos mexicanos que apoyaron económicamente a Martín fueron los hermanos Fagoaga, además de unos cuantos militares españoles, franceses, italianos e ingleses. 

En los últimos días de abril, se dio a conocer en Londres la noticia del fusilamiento de Morelos, que desanimó un poco a la expedición, pero aún así, partió hacia Nueva España el 5 de mayo de 1816. Antes de llegar al territorio novohispano, Mina dio órdenes de parar en los puertos de Norfolk y Filadelfía, USA, para reabastecerse. Mientras, en septiembre de 1816 llegaba el nuevo virrey de la Nueva España, Juan Ruíz de Apodaca. El comeinsurgentes Calleja se iba finalmente de regreso a España. Ruíz de Apodaca era un hombre  piadoso y comprendedor de las situaciones, tanto que su política de indultos masivos dio resultado. De toda la insurgencia, solo Pedro Moreno, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria no lo aceptaron, incluso, el mismo Victoria atacó el convoy que llevaba a Ruíz de Apodaca rumbo a la Ciudad de México, por poco y lo captura. Aún así, el virrey Apodaca llevó en general un muy buen gobierno, rescató la economía y la minería, respetó a los presos políticos y evitó su fusilamiento en caliente. A la gente le agradó mucho el caracter y trabajo de Apodaca, tanto que por un momento se olvidaron de la Independencia. 

Mina por fin llegaría a México atracando en Soto La Marina el 15 de abril de 1817, después de buscar un puerto ideal donde llegar ya que casi todos los puertos de la Nueva España estaban en manos virreinales. Inmediatamente Mina se apuntó importantes victorias en el Valle del Maíz, Peotillo y San Felipe. Finalmente, encontró a Pedro Moreno en el Fuerte del Sombrero, en junio. Poco antes, el virrey Apodaca ya había enviado a Pascual Liñán y su ejército para sitiar el Fuerte y el 1o de agosto lo logró. Dos días antes, Mina logró pasar desapercibido por las líneas españolas y con unos cuantos hombres partió hacia el Fuerte de los Remedios, para ayudar al padre Torres, que moriría en ese sitio. Después anduvo por todo el territorio novohispano participando en unas cuantas batallas hasta que harto de la indisciplina de su ejército se dirige donde se esconde la Junta de Gobierno, que le encarga recuperar Guanajuato. Se enteró que las tropas de Moreno habían logrado sobrevivir y se encontraban en el Rancho El Venadito, ahí prepararon el ataque a Guanajuato. Nunca lo pudieron ejecutar, el 27 de octubre, el coronel Orrantia los encuentra y ataca. En la mini batalla Pedro Moreno es asesinado y Mina hecho prisionero. Días después es llevado al campamento de Pascual Liñán y es fusilado el 11 de noviembre en el Cerro del Borrego, cerca de Pénjamo. En premio (más bien, como burla), Fernando VII le dio al virrey Apodaca el título de Conde del Venadito. Si bien la campaña de Mina fue bastante corta, fue muy importante porque sacó a muchos insurgentes del indulto para regresar al campo de batalla. 

Pieza del post:
Sinfonía número 7 en La mayor (2o movimiento) - Ludwig van Beethoven

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