Café musical

31 dic 2009

Feliz Año Nuevo



Hola amigos del café, les mando esta tarjeta de feliz año, que todos sus deseos se cumplan, gracias por leer mis anécdotas y gracias por tener tiempo para un viejo como yo. Que estén bien, nos vemos el próximo año.

24 dic 2009

Adeste Fideles (Feliz Navidad a todos, pásenla bien)

En aquellos años amigos, los años cincuenta era la época de la prosperidad, la tranquilidad y una simulada paz mundial. Pero pa nosotros era una paz eterna, me acuerdo en la preparatoria cuando se acercaba navidad. La típica actividad en la clase de gramática de aprendernos una canción de navidad para recitarla en el salón de actos. Esta vez, la profesora de gramática se coordinó con nuestro maestro de latín y decidieron que íbamos a cantar Adeste Fideles (que relataba el día de la llegada del Salvador), en su idioma original, nada más y nada menos que en latín. La lengua madre de casi todas las occidentales, tan conocida en aquellos años y tan común, ahora parece marciano para los mocosos de 15 años.

Pues hay vamos todos a aprendernos la canción, en menos de tres horas ya la estábamos cantando completita y sin titubeos. Es un bello himno muy acorde a la época navideña y que recuerda a aquel hombre que nos salvó, cuando iba a nacer, aquí la letra de toda la canción, no recuerdo la traducción, uno que ya está viejo, antes era un chucha cuerera pa el latín, pero pues ya ven, el alemán me persigue. Les dejo la traducción de tarea:

Adeste fideles,
laeti triumphantes;
venite, venite in Bethlehem;
natum videte regem angelorum.
venite, adoremus Dominum.

Deum de Deo,
lumen ad lumine,
gestant puellae viscera,
Deum verum, genitum non factum.
venite, adoremus Dominum.

en grege relicto,
humiles ad cunas,
vocati pastores appropiant.
et nos ovanti gradu festinemus,
venite, adoremus Dominum.

stella duce, Magi
Christum adorantes,
aurum, thus, et myrrham dant munera.
Jesu infanti corda praebeamus:
venite, adoremus Dominum.

aeterni Parentis
splendorem aeternum
velatum sub carne videbimus,
Deum infantem,
pannis involutem,
venite, adoremus Dominum.

pro nobis egenum
et foeno cubantem
piis foveamus amplexibus;
sic nos amantem quis non redamaret?
venite, adoremus Dominum.

cantet nunc 'Io'
chorus angelorum;
cantet nunc aula caelestium,
Gloria in excelsis Deo.
venite, adoremus Dominum.

ergo qui natus
die hodierna.
Jesu, tibi sit gloria,
Patris aeterni Verbum caro factum.
Venite, adoremus Dominum.

¿Qué tal? En fin, pasando a navidad, en aquellos años, que andar como idiota consumista buscando regalos, o subiendo a los hijos encima de un desconocido que se disfraza del panzón Santa Clós que inventó Coca Cola (el verdadero Santa Clós, osea, San Nicolás, ni siquiera era panzón ni vestía ese ridículo traje rojo, era un bonachón monje), o andar comprando "Turkey". Nada de eso, la reunión familiar era más pura también en esos días que ahorita, nada de pisto ni problemas. Todo el día era tranquilo, y de mucha emoción porque iban a venir las tías, los tíos, los abuelos, los padrinos etcétera. Mi madre nos ponía desde las 6 de la mañana a ayudarle con los tamalitos, el atole, el pozole y el menudo. Todos éramos bien tragones y teníamos que hacer comida en cantidades industriales.

Cuando llegaba toda la multitud de familia empezaba la fiesta adentro de la casa, todos risa y risa. Ya en la tardecita, como a las 4, los más chicos tiernamiento corriendo con bengalas; unos tíos poniéndo en posición las piñatas, nos brincábamos las posadas pa tronarlas todas el mero 24, jejejeje. Los grandecitos chamacos, en mi caso, nos íbamos a algunas zonas desiertas de Guadalajara a tronar unos cuetotes, que hacían simbrar a toda la ciudad.

Ya a las 6 llegábamos de tronar cuetes y a tronar piñatas se ha dicho. Hasta mi abuelo le pegó y salió una manzana; JAJA, todos arrollamos al pobre viejo para agarrar la fruta, afortunadamente no le pasó nada. A las 8, el banquetazo. Todos nos poníamos de rodillas en la mesa para darle a Dios las gracias y recordar al gran Jesus "El Saviour" Christ. Y después de eso, a atascarnos de comida; al final hubo guerra de botones. Se platicaba un rato con la familia. A los más chiquitos les decíamos que se fueran a dormir porque si no el Niño Jesus (otra vez, que Santa Clós ni que Santa Clós) no les iba a dejar sus regalos en la sala de la casa (que abajo del pinche pino ni que nada) al día siguiente. Si había regalos hombre, pero no se exageraba como ahora. Un primo que en ese 1951 tenía 4 años, le bastaba que los primos grandes lo apachurráramos a abrazos y con eso se daba por bien servido como regalo de navidad, tener a sus guardespaldas, jaja. Los demás esperábamos a las 12 para darnos el abrazo y uno que otro regalito.

Qué tiempos aquellos amigos. No me queda más que decirles que pasen una muy feliz navidad en compañía de sus seres queridos, oh, y una buena taza de café, jaja. Saludos.

1 dic 2009

Primero de diciembre

En aquellos años, el 1o de diciembre, era el día de la coronación de un nuevo monarca "constitucional", un ser omnipotente emanado del clásico partido de siempre, que nos bajaba las estrellas y a mitad de sexenio nos ensartaba la reata por el culo. Perdón amigos, creo que un viejito no puede hablar así, pero pues, me salieron los demonios. De hecho, se suspendían las clases cada seis años hasta para que los chamacos vieran a su nuevo orangután sacrosantísimo de la gran Logia de X nombre. Hasta la fecha, eso de la suspensión no ha cambiado, a pesar de que ya hay gobierno del cambio.

Claro, antes de ese "grandioso" día, tenía que pasar el nuevo monarca por un proceso largo, demostrarle al presidente que se tenían los suficientes huevos como para ser el "tapado". Acuérdense de la máxima política de aquellos años, "el que se mueve, no sale en la foto". Que bola de cristal ni qué mis polainas. Decía Mecano: Quién será, quién puede ser, si nadie conoce su nombre, y todo el mundo se pregunta, si eso es un hombre y no lo entienden porque no habla el inglés, ni el francés, sólo hace ruidos. En efecto, nadie sabía el nombre hasta cuando se hacía la elección pantalla, se hacían quinielas para saber quien podría ser, se conocía el nombre hasta la elección pantalla enfrente de todo el aparato corporativo; no eran hombres, eran maricones con ansias de poder porque sabían que la tenían chiquita (el Trofeo nunca satisfizo a Irma Serrano, por mencionar un ejemplo), y ni hablaban inglés ni francés... NI RUIDOS...

La movida fotográfica le pasó a Mario Moya Palencia con el Tontín Echeverría. Se hizo campaña solito y antes de tiempo ahí en la DFS y claro, en su trinchera la Secretaría de Gobernación. Si no hubiera hecho eso, mi jefe directo, que era él, probablemente no hubiera hecho el ridículo como el cursi de López Portillo, que no se movió en la foto y que era el tapado desde 1973, año en que llegó a Hacienda. Era el tapado desde ese año por ser concubino y amigo de la infancia del Tontín Echeverría.

Seguía el "proceso electoral", todo mundo sabía quien iba a ganar, pasara lo que pasara, le dijera a toda su familia que votara por el PAN, siempre ya estaba la urna retacada de votos a favor del PRI con 1 mes de anticipación. Finalmente, llegaba el día de colgarse la banda, el primero de diciembre.
-¿Nervioso señor?- Le dije al cursi López Portillo aquel 1o de diciembre de 1976
-No de la Garza, estoy más seguro que un tigre cuando va a cazar su presa-.
-Ah, muy bien, que bueno, si no ahorita me lanzo por pañales-.
Nomás se me quedó viendo feo, eran conocidas las pocas pulgas charras de López Portillo, pero se aguantó de darme un trancaso, le había caído bien y pues así me llevaba con él, ya estaba acostumbrado, a pesar de sus arranques de ira frustrada...

El 30 de noviembre es el último día de reinado, no lo toqué en un blog específico porque es un día deprimente, bueno, deprimente para los malditos burócratas huevones y el mismo presidente, porque ya van a dejar de robar.
-Siento mi apreciable Polo, que hice todo lo que me propuse-.
-Todos lo hacen señor, hincharse de billetes, todo lo demás viene valiendo madre para ustedes-.
Y el tipo se puso rojo como tomate, o fingió ponerse rojo, era un actor profesional el pinche Tontín.

Regresando con el Cursi, llegamos a Palacio Nacional, bien a gusto, y se colgó la banda, una ronda de aplausos como de diez minutos, menos los del PAN, que aprovechaban para escribir chistes del nuevo monarca, perdón, del Ciudadano Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos... Cómo era típico en aquella era populista in extremis del PRI (los 70) el discurso inaugural duraba siglos, aproveché para quedarme dormido un rato. Ya al rato, el presidente entrante salía a darse un baño de pueblo en el Lincoln descapotable. Claro, en televisión nacional, Televisa siempre lamiendo huevos del PRI. Todos a aguantarse hasta las 4 de la tarde para que regresara la programación habitual...

Hoy el día es deslucidísimo, pero igual de aburrido, solo que ahora, las nenas lloronas de las diputaditas se llevan el show...