Café musical

27 sept 2009

Mi chistoso amigo y yo

Guadalajara nunca lució tan bella como ese 12 de agosto de 1954, día en que tomé rumbo a la ciudad de México, junto con el hermano del excéntrico Luis Landeros, Armando Landeros, y mi mejor amigo de toda la vida, su familia era muy amiga de la mía, su nombre, Tobías Dávalos, este tipo hacía reir a todo mundo, y era medio excéntrico. En el camino empezamos a platicarnos nuestros planes, esperamos hasta ese momento para decirlo...
-A ver Armando, ¿qué chingados vas a ir a hacer a la capital?
-A jugar beisbol, le pego duro a la pelota, me gusta, es un gran deporte.
-Supongo que con la panzota que tienes crees que te vas a poder robar segunda wey, ¿y tú Polo?
-Contador Público, me agradan los números...
-Pos con razón eres tan cuadrado cabrón...
-A ver pinche salcita ¿Tú qué pitos vas a tocar? (Le dije un poco molesto, a veces me caían gordas sus bromas).
-Los pitos filosóficos amigos...
-Puta, con razón vistes de rojo animal.
-JAJAJAJAJAJAJAJA.
-Marx es tu dios ¿verdad? Qué le crees a ese viejo barbón...
-Hey, no soy comunista...
-Mira, metiéndote a filosofía, estarás firmando tu ingreso al Partido Comunista Mexicano compañero...
En fin, ahí fuimos bromeando, contando chistes, hasta poniéndole un poco de ambiente romántico al camión cantando a capella unas de Agustín Lara y Álvaro Carrillo. En fin, llegamos a la ciudad de México a la mañana del 13 de agosto, nos recibió la música de Pérez Prado, por todos lados sonaba en aquellos años, también unas cuantas de Celia Cruz y del Buena Vista Social Club, era la locura por la música del caribe en aquellos bellos años en la ciudad de México. Luego luego supieron que éramos de provincia, pero gracias al tío de Tobías, nos acoplamos rápidamente y nos dió algo de plata para comprar un departamento cerca del Pedregal, jajaja, fuimos mayoría al elegir el lugar, Tobías y yo íbamos pa' la UNAM y Armando para el Parque del Seguro Social, que quedaba bastante lejos.

Más tarde, unos pocos días después, Armando logró acomodo en los Diablos Rojos del México y se cambió a un "depa" más cercano al parque. Por fin, podíamos estar los dos compadres solos otra vez, como en las épocas de chavos. Vale contar que este compañero era aficionado al futbol, igual que yo, pero era Chiva el cabrón. Le encantaba coleccionar corcholatas, piedras con forma rara, libros viejos que nadie leía, sobres de cartas entre otras cosas que nadie le encontraría valor alguno.

Por fin entramos a la UNAM y reconocimos a otro amigo nuestro, Guillermo Rosas, el tipo más cuadrado del mundo, derechito a leyes...
-HEY ROSAS, ME LA ROSAS- gritó Tobías.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, por toda la escuela de derecho, no se pudo librar de esa broma todo el año. El bibliotecario le decía así cuando Memito se pasaba de la fecha de entrega del libro. Hasta los maestros le decían así a Memo cuando reprobaba.

Cuando conocí a mi Dianita, este cabrón no nos dejaba ni un rato en paz, era como que nuestro guardaespaldas...
-A ver a ver, oríllese a la orilla cabrón (a Redes, un compañero de mi salón), hay vienen los que van a instaurar el Tercer Imperio Mexicano...
-Tobías, LAAAARGATEE...
-Hay wey, oye Leopoldo, que tu gordita traga gallo en su desayuno, ¿o qué?
-Sí, está muy sabroso rojito, ahora largo...
-¿Rojito?
-Hay Dávalos, ¿crees que estoy mensa o qué? Hasta acá en Contaduría se oyen tus arengas comunistoides de "CAMARADAS" y no te safas de la foto de Siquieros en todo el día...

Ahí empezó el alza de Tobías, se hizo tan rojo, que un año antes de salir de la carrera empezó a dar clases en filosofía y de paso se enllistó en el PCM, del que llegó a sub líder. Era uno de los poquísimos miembros. Cómo típico izquierdista mexicano, cualquier cosa que dijera yo (siempre he sido neutral), me decía que estaba viviendo en el error. Aunque, cuando me contrató el gobierno, me dió todo su apoyo, eso sí que era un amigo. Estaba embobado por el comunismo, nada más le faltaba irse a vivir a La Habana o a Moscú. Era un buen plan, viviría en su paraíso... Le apoyé... Pero la muerte le sorprendió el 2 de octubre de 1968... Tres agujeros de calibre 9 milímetros y por si fuera poco, tres ballonetazos en el tórax y uno en la cabeza, le destrozaron el cráneo... Mis jefes pudieron haber aniquilado a un comunista, pero entre sus asquerosas patas se llevaron a un gran ser humano, y todo por pensar diferente, con originalidad, nunca fue un mexicano sumiso a la porquería priísta...

Canción de ésta anécdota: 
My funny friend and me - STING

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