Café musical

11 abr 2009

Adenhart

El alcohol es uno de los vicios más asquerosos de la humanidad, por eso nunca he tomado, siempre que iba a fiestas del Gobierno Federal le hacía como si me tomaba el champán o el vino, y de mi saco o del portafolio sacaba una bolsita con Coca Cola, Squirt o Agua Mineral... Aunque el café o los refrescos no son menos dañinos, nunca ha habido accidentes o muertes por "emborracharse" de café o de Coca Cola. Al contrario, con el alcohol hemos visto asesinatos, accidentes de tránsito fatales entre otras cosas fuertes.

Me acuerdo en 1980, cuando mi hijo, el más chico fue herido por un borracho que salía de un bar; mi hijo iba felizmente en su bicicleta después de haber asistido a una clínica de beisbol impartida por las grandes estrellas de los Diablos Rojos del México, en el Parque del Seguro Social. Gracias a Dios, el borracho fue detenido por un samaritano que iba pasando y mi hijo fue llevado por él mismo a la Cruz Verde. Como le pasó al papa Juan Pablo II en su juventud cuando lo atropellaron y una mujer lo llevó al hospital militar más cercano y nunca supo quien fue, yo tampoco supe y nunca pude agradecerle a aquel hombre. Mi hijo no volvió a las clínicas restantes...

Pongo este ejemplo de los borrachos, para lamentar un hecho que ocurrió el miércoles pasado en la noche, en Anaheim. El lanzador novato Nick Adenhart, de los Angelitos de Anaheim y de tan solo 22 años de edad, estaba de regreso en las Grandes Ligas, después de que en el 2008 debutara y fuera masacrado por los bates, en ese único juego tuvo un ERA de 9.00... Horrible, rápidamente lo regresaron a AAA. Pero pasado el tiempo maduró mucho, el miércoles regresó y dió un gran partido, abrió el juego y fue retirado en la sexta entrada sin haber aceptado una sola carrera con un pitcheo sólido, agresivo y seguro. El muchacho estaba más feliz que nunca y su padre estaba en el estadio, lo que lo puso aún más feliz. Era el gran salto de este muchacho. Acabado el juego, feliz feliz y feliz, sólido en su puesto de tercer abridor, que después de esa gran salida, nadie le podría quitar. Se fue con unos amigos a festejarlo, en un Mitsubichi Eclipse.

Felices de la vida, iban pasando calles y calles, su destino final era un club nocturno, obviamente para festejar. Todo bien, semáforo en verde... De repente, sale una camioneta a alta velocidad cuando esta tenía el rojo. PUM. La camioneta fue a dar al lado izquierdo de la banqueta y el Eclipse fue a dar con todo y un golpazo que abolló el toldo del carro, a un poste de luz. Dos de los tres amigos fallecieron al instante, uno quedó severamente herido (y al final sería el único sobreviviente) y el pobre muchacho Adenhart quedó moribundo. Inmediatamente, fue trasladado a un hospital cercano y murió al poco tiempo que inició la operación para salvarlo. El tipo de la camioneta fue detenido a una milla del accidente ya que salió de la camioneta y creía que iba a huir sin castigo.

Se comprobó que el tipo de la camioneta ya tenía más alcohol que sangre en el organismo (bueno, no así, pero si iba bastante borracho) y podría recibir cadena perpetua por homicidio de 1er grado y un DUI. Esta noticia sacudió a todo el mundo beisbolístico, los aficionados de los Angelitos dejaron flores, globos, gorras con mensajes a Adenhart y a su familia (Unos conmovedores como "Ahora ya eres un ángel", "Gracias por el gran juego de ayer", "Jesus ocupaba un pitcher para su equipo en el cielo, gracias Nick") por todo el estadio de los Angelitos y en el lugar de los hechos. Bud Selig, comisionado de la Major League Baseball ordenó suspender el juego del jueves entre Oakland y Anaheim para ser reagendado en algún día del calendario y mandó sus condolencias a la familia Adenhart y a toda la organización de los Angelitos. Muchos equipos dedicaron el jueves un minuto de silencio por la muerte de Nick Adenhart. El viernes los Angelitos lucieron un parche de color negro con el número 34 de Nick en el juego contra los Medias Rojas de Boston. Y también algo conmoverdor fue ver al representante de jugadores Scott Boras (quien tiene fama de hombre de hierro) llorando como niño por la muerte de su representado.

Es increíble que por una basura humana como un borracho, un muchacho que cumplió su sueño de regresar a las Grandes Ligas y demostrarle al mundo entero que ya podía con el paquete, haya acabado su corta vida. Imagínense, el muchacho todavía tenía demasiado por disfrutar: una exitosa carrera en Grandes Ligas, quizás hasta una Serie Mundial, una familia, esposa, hijos... Y todo eso se fue al caño por un pendejo que no sabe controlar sus ganas de alcohol...

Descanse en paz, Nick Adenhart, pitcher, número 34 de los Angelitos de Anaheim... Mi más sentido pésame a la familia Adenhart y a toda la organización Angelitos de Anaheim., que Dios les ilumine y acompañe en estos duros momentos... De parte de un aficionado de los Padres de San Diego...

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