Café musical

29 abr 2009

Qué bonito

Me acuerdo cuando mi Dianita falleció, fue el peor día de mi vida, me sentía horrible, obviamente mis hijos también. Dios, se había ido mi mejor amiga, mi compañera, mi confidente, la madre de mis hijos... Nunca les he dicho su verdadero nombre, jeje, Yolanda Barrios, contador público, UNAM. Les platiqué de aquel primer beso ya, ahora pues, es tiempo de recordarla, me acuerdo bien...
Qué bonita era, por eso se le decía Dianita, el mismo cuerpo de la estatua, con esas curvas nunca traía frenos, bueno sí, jeje, a veces. Sus ojos preciosos, en fin, parecía muñeca de esas de porcelana. Verla después de un mal día en la chamba era más reconfortante que un sillón mullido, el colchón o una taza de café.
Qué bonita era su forma de ser, la típica muchacha dulce, hogareña, que al contrario de quedarse muda todos los días, siempre me platicaba algo, me dejaba ayudarle en la cocina con la comida para los niños, entre otras cosas.
Qué bonito era estar a su lado, era como estar con un ángel, volando y volando por todo el cielo, darle la vuelta en un solo día. De hecho siempre pensé que era un ángel de verdad, porque siempre estaba calientita cuando me tomaba la mano, de hecho, en invierno, hiciera el frío que hiciera, siempre andaba a temperatura corporal y nunca se cubría.
Qué bonito era cuando me acariciaba las mejillas, y la barba jeje, le encantaba que me la dejara, era como sentir otra vez, a un ángel.
Qué bonito era hablar con ella, su voz me atraía desde 10 km a la redonda, cuando cantaba parecía que estaba ya en el cielo, era muy culta, más que yo, y más inteligente, de hecho ella siempre me ayudaba con algunas cuentas en el despacho contable antes de trabajar para el gobierno.
La extraño...
Aunque su alma siempre me acompañará, a dónde sea, y siempre es bonito recordarla y pensar de ella; de hecho, hace unos días sentí una caricia como las de ella, y no había nadie como a 2 km a la redonda del café...

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