Una tarde fresca de octubre de 1993 estaba yo leyendo el recién creado periódico Reforma en mi oficina de la Secretaría de Desarrollo Social. Me encontré con una columna del dramaturgo Germán Dehesa. Yo conocía sus obras, llenas de humor y chispa. La columna era idéntica, me andaba orinando de risa cuando llega mi jefe, el buen muchacho Luis Donaldo Colosio (que en aquel entonces ya todos sabíamos que era el tapado) y me dice:
-Pase el chiste don Polo-.
-Hijo, es que tienes que leer esto-
Y estalló en risa después de leer la columna, a pesar de algunos ataques contra el sistema. A partir de ahí, ya estaba todos los días en un crucero de Reforma a las siete de la mañana esperando el Reforma para leer a Germán, que tuve el gusto de conocerlo en la presentación de una obra suya antes de empezar a escribir en Reforma. Nos asesinaron al buen Colosio y me regresé a Gobernación en 1996, no sin antes tener un breve período al mando de Don Guillermo Ortíz en Hacienda. En ese año andaba saliendo su libro acerca de la corrupción en México. Me andaba miando de risa y ardiendo de furia a la vez. Como yo prácticamente era el jefe de Gobernación (porque Chuayffet estaba bien pendejo, y lo sigue estando) no oculté el libro, es más pasaba Chuayffet y me miraba con furia y envidia. Ya retirado del gobierno, me dio mucho gusto que Germán Dehesa se incorporara al entretenido programa Los Capitanes de ESPN. Su humor le daba chispa al programa, al igual que el estilo inigualable de Joserra. Cuando le diagnosticaron su enfermedad en agosto, me dio tristeza, pero ahora más. Queridos amigos, un valuarte de las letras ha fallecido... Germán Dehesa... En Paz Descanse.
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