Café musical

6 mar 2009

Por eso estamos como estamos

En los primeros días de este 2009, curiosamente, mi sueño se hizo realidad, JEEEEEEEEEESUUUUUUUUUUSSSS "EL SAAAAAVIOOOOOOOOOOOORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR" CHRIIIIIIIST, estaba ahora sí, en vivo y en directo, en mi humilde establecimiento. "Hijo mío, un té Earl Gray, por favor". Con todo el gusto del mundo se lo dí, no lo podía creer, ahora sí, ÉL, aquí, en la Tierra. Me empezó a platicar muchas cosas de su vida, entre ellas que ni él mismo se acuerda dónde estuvo entre los 12 y los 30 años.

En eso, entra un muchacho alemán al establecimiento, con perfecto español. Tenía la pierna rota, y obviamente, bastante firmada por sus cuates. El muchacho venía de intercambio a la UAG y estaba probando suerte en el futbol nacional en las fuerzas básicas del Atlas. La pierna rota obviamente le estaba quitando tiempo de provarse y causar una buena impresión. El buen Jesus le invitó a un espresso. Antes de que el teutón le diera un sorbo, Jesus le tocó ligeramente la pierna y PUM... Curado... El muchacho no salía de su asombro. Le dió las gracias al buen Savior y se fue corriendo a la Academia de Colomos, para impresionar a Darío Franco (en ese entonces director técnico del Atlas) y compañía.

Seguimos platicando el buen Jesus y yo, ahora me contó la verdad acerca de María Magdalena, dijo que la apreciaba mucho, y que tuvo muy buena amistad con ella. En eso, un muchacho francés entra. Este muchacho era un turista común y corriente que venía a conocer Guadalajara, darle tres vueltas a la Minerva, comprarse un buen traje de charro y sobre todo, comer tortas ahogadas, de por sí el pobre ya estaba bastante gordito, de a huevo tenía que comer. El gordito usaba boina (obvio, francés al fin y al cabo), un chaleco que apenas le quedaba, una barba espesa y unos cuadrados lentes. Tenía un catarro espantoso, cada 5 segundos tenía un mocote colgando y cada minuto estornudaba. Jesus le invitó un té de manzanilla, y antes de que el muchacho diera un sorbo Jesus le sopló en la nariz y PUM... Curado... ¡SACRÉ BLUE!, exclamó el gordito... MERCI, MERCI... Y se fue con todo y su baguette...

Y pos le seguimos el buen Jesus y yo, le aposté 200 euros a que el Atlas le ganaba al América en el Interliga, pero claro, no aceptó, nomás venía de pasadita (y obviamente, mis queridos rojinegros le pusieron una madriniza a las wilas del América, 4 a 1, y de paso, las dejaron PELADAS, jajaja, los que sean apasionados del futbol me entenderán eso de PELADAS). En eso, obviamente no podía faltar el típico mexicano, un pinche burócrata culero de la Dirección de Vialidad y Transporte del Estado. El tipo andaba en muletas, los dos tobillos hechos papilla, por andar jugando basquetbol sin haber calentado, típica pendejez burocrática. El tipo se sentó. Jesus le invitó a un capuccino, y antes de que el cabrón sorbiera, Jesus estaba en movimiento para tocarle los tobillos con las puntas de los pies, pero el hijo de la chingada reaccionó felinamente y dijo: "AWÁNTALA, A MÍ NO ME QUITAS MIS 30 DÍAS DE INCAPACIDAD".

"Burócrata tenías que ser cabrón", le dije... Lo saqué del café como se lo merecía el cerdo, a punta de escopeta, mentadas de madre, unos cuantos escobazos y de pilón le tiré el capuccino hirviendo a su parte baja. El buen Jesus nomás movía la cabeza en forma de no, y pos me dió las gracias y se desvaneció.

Amigos míos... POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS

NOTA: Mil gracias al tipo que inventó el chiste de la incapacidad...

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